No tenía previsto ir.
La idea inicial fue buscar alguna localización entre Caudete y Almansa, en la provincia de Albacete. Algún paisaje de campos o de monte bajo. Esa era la idea. Una confabulación entre la meteorología y mis musas hizo que no viese nada interesante, me mojase por la lluvia y, al final, desistiera de hacer ni una sola fotografía en la zona.
Ese día estaba pasando mas horas conduciendo que fotografiando.
Me gusta conducir y, además, recorrer paisajes, ver campo abierto, sentir el viento y la lluvia, siempre viene bien para despejar mente y cuerpo.
Vuelvo a casa. Vuelvo, pero doy un rodeo. En lugar de volver por el mismo camino me adentro en la sierra de Enguera, dirección norte, hacia Ayora. Me detengo en varias ocasiones para comprobar algunos puntos. Decidir si merece la pena algo para fotografiar, pero no, no lo veo claro. Sigo en la carretera.
Tras conducir unos kilómetros veo una columna de humo a cierta distancia, entre los pinos. No llego a adivinar de que se trata. Hasta que descubro que es aquello que lo genera. Las chimeneas de la central nuclear de Cofrentes.
Hacía años que no pasaba por el pueblo. Pensé que estaría bien parar y recordar lo poco que me quedaba en la memoria. Un rápido paseo por las calles del pueblo y decido salir al camino y buscar un encuadre del castillo. Junto a la carretera, la entrada de un camino hace las veces de mirador, con vistas del pueblo, el castillo y parte del río Cabriel. Por fin disparo la cámara. Varias composiciones interesantes. Pueblo, castillo, río, tormenta y sierra. Todos o con algunos de esos elementos.

Pasé un buen rato contemplando las vistas y estirando las piernas. Cerca, un camino bajaba al río. Dí un tranquilo paseo hasta él para después volver a mi vehículo.

Reanudé la vuelta a casa, pero aún cerca de Cofrentes pude ver la central nuclear desde otro ángulo. Detuve el coche y desde cerca de la carretera hice varias tomas de la central nuclear, encuadrándola con el bosque de pinos con un objetivo de focal corta, o con los alrededores de la central y el cielo nuboso con el teleobjetivo.
Poco más dio el día. Vuelta a casa sin escalas. Pareció ser que las musas se despistaron por Almansa y me dejaron a mi aire. Pocas fotos ese día, ocho, para ser precisos. Dos de ellas con algún interés paisajístico y el resto para agencias de stock, con la central nuclear de protagonista.
Eso sí, airearme y mojarme, de eso, si tuve mucho.