Unos días de vacaciones nunca están de más, y esta vez fueron en Formentera, una isla de las Baleares que no conocía.
Aunque el viaje era para descansar y relajarnos no podía dejar la cámara en casa. Y tampoco se quedó en la habitación (unos preciosos bungalows cerca de la playa de Migjorn). Cada salida, playa o visita tenía una pequeña sesión de fotos. Fotografiando sin porta-filtros ni trípode, aprovechando que hacía un tiempo espléndido y con una luz fantástica y para no cargar con todo el equipo.
Durante los días que disfrutamos de la isla, el viento en algunos momentos fuerte, fue cambiando de dirección. Según su procedencia buscabamos el lado contrario de la costa, para evitar el oleaje, la arena en suspensión y en muchas ocasiones la llegada de medusas a las playas.
Visitamos lugares conocidos, como Es Caló de Sant Agustí, Caló des mort, Cala Saona, la extensa costa de Migjorn con playas como la de Es Valencians o El Racó Fondo. Pueblos como San Francisco Javier, capital de la isla, con calles comerciales y donde comer y tomar algo (repetimos comida dos días en el bar cafeteria Bon Temps, por el trato, comida y precios), San Ferrán y como no, La Savina, población portuaria con la terminal de ferrys, zona comercial y de restaurantes, con mucho trasiego de personas y vehículos. Por cierto, en todas las poblaciones existe posibilidad de alquilar algún vehículo, desde bicicletas hasta deportivos, pasando por ciclomotores, los más utilizados en la isla.
Recomendable hacerse con un kit de snorkel para disfrutar de las increibles aguas transparentes que nos permiten ver a varias decenas de metros, sobre todo cuando nos alejamos un poco de la playa, donde el agua no es tan turbia por el movimiento de la arena del fondo. Si podemos, descender unos metros hasta las rocas del fondo. Bucear entre bancos de peces es impresionante.

En cada salida hice algunas tomas. Las calas, con sus barcas fondeadas o en sus cubículos en las orillas, los increíbles colores del mar, con los fondos a la vista gracias al agua cristalina, detalles en las rocas y algunas panorámicas, incluyendo en ocasiones alguno de los muchos veleros fondeados cerca de la costa.
En algún momento utilicé el polarizador, para potenciar el cielo y la transparencia de las aguas, quitando los reflejos.

Uno de los días, al atardecer, me acerqué a la playa para fotografiar el anochecer aprovechando que estaba a cinco minutos de paseo. El ángulo de la playa no favorecía el encuadre del ocaso, así que me centré en una zona de la playa con rocas en la orilla. Utilicé el polarizador, al principio, para quitar brillos en las rocas, lisas algunas de ellas. Más tarde, ya sin luz en el cielo, tomé algunas fotografías de la orilla y las piedras con larga exposición, para velar el movimiento del agua y captar estrellas.

Al terminar los días de vacaciones conseguí una bonita colección de fotografías de viaje para stock y de editorial. También algunas del anochecer, otras decorativas. Y como no, bastantes fotografías para archivo y personales. La última tarde de nuestra estancia el tiempo fue empeorando, mientras esperábamos el ferry de vuelta a Denia. El trayecto fue de los más movido, debido al oleaje. ¡Necesario no olvidar la biodramina incluso con mar en calma!

Volveré a Formentera, para disfrutar de sus playas y aguas, pero también para seguir conociendo sus paisajes, ya que quedaron muchas zonas por visitar, las zonas de acantilados, los faros y alguna que otra playa
Después de los retoques iniciales en el blog actualizo esta entrada con algunas fotografías tomadas ese día
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